Las últimas denuncias por presencia de la enfermedad en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires son un llamado de atención no solo para los veterinarios privados y los responsables estatales, sino para la sociedad en su conjunto.
La tendencia es contundente. Durante el último tiempo se percibe en nuestro país una caída en los niveles de uso de biológicos destinados a prevenir la aparición de enfermedades (zoonóticas) en los más de 10 millones de perros y gatos que habitan la Argentina. Y sin dudas uno de los casos más elocuentes es el de la vacuna contra la rabia, la cual –en teoría- es obligatoria en estos animales a partir de los tres meses de edad, con una revacunación anual.
Vale recordar que este tipo de decisiones no son azarosas y tienen que ver con que la rabia transmitida por perros causa unas 59.000 muertes por año. Algo así como 160 personas son las pierden la vida diariamente alrededor del planeta (principalmente niños) por una enfermedad que puede ser prevenida.
Claro que para ello, es indispensable que –al menos- el 80% de la población susceptible de contraerla esté efectivamente vacunada, situación que contrasta a las claras con lo que actualmente ocurre en nuestro país.
¿Por qué decimos esto? Vale con hacer un breve repaso de lo que ocurre, por ejemplo, con la provisión actual de la vacuna. Como se dijo, para darle cobertura a la mencionada población animal, se requerirían (al menos) unas 8 millones de dosis, las cuales deberían suministrarse en buena parte desde el Estado con la compra de multidosis y, en menor medida, por medio de las veterinarias privadas.
Vale decir que la última licitación oficial se concretó en febrero de 2017 y fue ganada por un laboratorio nacional, el cual recibió recién a fines de junio la orden de compra para hacer efectiva (en el plazo de 60 a 90 días) la adquisición de solo 2 millones de dosis, que se suman a las que la industria comercializa a través de los veterinarios privados y de las cuales hasta abril de 2017 no habían sido aprobadas por el Senasa más de 300 mil.
En resumen: Inclusive considerando que exista un remanente de vacunas del año 2016 (con vencimientos cortos), hoy no habría vacuna para aplicar a más del 30% de los perros y gatos susceptibles de contraer la rabia en Argentina.
¿Y si las hubiera? ¿Se aplicarían? En las condiciones actuales, seguramente no.
¿Hay o no hay rabia?
En los últimos meses se han declarado una serie de casos que vale la pena mencionar, comenzando por uno al que se dio trascendencia desde las redes sociales e involucró a un perro de 4 meses, oriundo de Coronel Moldes, Córdoba, el cual no estaba vacunado y tenía antecedentes de posible contacto con murciélagos que se alimentan de insectos.
Ya sobre fines del mes pasado, el Ministerio de Salud de Buenos Aires denunció la detección de la enfermedad también en murciélagos en zonas urbanas como Luján, La Plata, Vicente López, Ameghino y Pergamino, los cuales (de manera azarosa) no tomaron contacto con perros, gatos, ni personas.
Misma situación se viene viviendo en distintos puntos de Santa Fe, principalmente en Esperanza, los cuales llevaron al Colegio de Veterinarios a reforzar entre la comunidad profesional y la sociedad en general la importancia de volver a incluir la vacunación antirrábica en los planes básicos de vacunación.
Un dato interesante, por medio del cual se pretende derribar aquello de que “no recomendamos vacunar porque no hay rabia”, es el vivido ante la detección del primero de estos casos. Es que puestas en marcha las medidas de rutina en los 200 metros alrededor de la vivienda donde se encontró el murciélago, el Municipio detectó la friolera de 15 animales que no estaban vacunados. Y los vacunó, quizás con las últimas dosis que en la provincia quedan a disposición de los organismos estatales (esperando la tardía licitación mencionada, ni en tiempo y –como se dijo- difícilmente en forma, por las cantidades involucradas).
La misma gravedad tuvo el otro de los reportes, en el cual fue una persona la mordida por el murciélago en cuestión, estando hoy fuera de peligro gracias al tratamiento suministrado localmente.
Frente a esta realidad y tras intentos fallidos para dialogar con las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación y del Instituto Pasteur, MOTIVAR tomó contacto con el Dr. Enrique Trabattoni (Esperanza Distribuciones), quien en el último tiempo compartió una serie de actualizaciones sobre la enfermedad y la metodología para estimar la cantidad de perros y gatos en Argentina, las cuales ya están disponibles en motivar.com.ar. “Estamos a la espera de confirmar la presencia de la Variante 1 o 2 (“rabia urbana”) en el caso canino ocurrido en Moldes, mientras que ya se ha corroborado la Variante 3 en murciélagos hematófagos (“rabia paresiante”) en los registrados en bovinos de Córdoba”, explicó.
Y agregó: “También está claro que ha sido la Variante 4 en murciélagos insectívoros (“rabia silvestre”) la actuante en los seis casos registrados este año en Esperanza y Recreo (Santa Fe), uno en Santa Rosa (La Pampa) y otro en Tolosa (Buenos Aires)”. Frente a esto, Trabattoni destacó la necesidad de que la profesión se comprometa en lograr una mayor articulación con las autoridades comunales, municipales y provinciales.
“Será clave insistir en la vacunación de perros y gatos tanto en forma privada en el consultorio veterinario, como pública en las campañas oficiales que deberían realizarse”, agregó.
Y detalló: “Como agentes de la Salud Pública no debemos olvidar que nuestro aporte en la lucha de la enfermedad es crucial para responder al desafío de lograr una localidad, una provincia, un país libres de una zoonosis mortal que hasta el día de hoy sigue siendo una amenaza”.
Nuestro país ha logrado en las últimas décadas un reconocimiento global en el control de una enfermedad (la rabia) asociada a los animales pero de alto riesgo para las personas. Esperamos seguir por este camino, reforzando medidas de control que ya han demostrado eficacia. ¿Se podrá?
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